¿De dónde son las ovejas Merinas? Este tipo de ovejas tiene un origen dudoso. Algunos dicen que vienen de África mientras que otros afirman que descienden de los cobradores de impuestos del Reino Unido.

Si es cierto que este tipo de oveja proceden de Marruecos, muchos autores señalan al Ovisariesvinei como primer antecesor de la oveja Merina y es una oveja que proviene desde el área del Caspio que llegó a España por el Mediterráneo.

Inicios de su origen

Se plantea que la formación de la oveja Merino está constituida por esas ovejas, posteriormente de un proceso migratorio largo y cuenta con grandes cambios tanto morfológicos como fisiológicos, y se han adaptado a las condiciones de los distintos territorios. Por esa razón se asentaron en nuestra península.

Durante el siglo XIV se selecciona a la oveja Merina y, aunque no se sabe con exactitud el origen de la raza Merina, se supone que proceden del cruce de razas  autóctonas de la península ibérica con razas del norte de África. Este hecho tuvo una gran trascendencia científica, aunque ha pasado desaparecido, ya que por primera vez en Europa y en el mundo, se realizó la primera selección genética que fue la finura de la lana. En este proceso se consiguió reducir a un cuarto de diámetro de la fibra de lana y aumentar el peso del vellón en una raza rústica y resistente que puede desplazarse diariamente 30 km.

Otra versión dice que la raza Merina tiene su origen en la península ibérica, desde donde ha conquistado todo el mundo y se ha convertido en la raza más importante del mundo, no solo por ser la que mayor censo mundial tiene en la actualidad, sino que también por la influencia que tiene en la mejora y en las intervenciones en la creación de nuevas razas.

Durante principios del siglo XIX

Los reyes de Castilla y León cuidaron y velaron por conservar y desarrollar una raza que, al producir la mejor lana, formó una parte importante en la riqueza nacional. También estaba castigado con pena de muerte la exportación de esta especie de oveja. Esto terminó en 1700 cuando la Corona empezó a regalar algunos ejemplares para establecer tratados de amistad o comercio con naciones a fines como pueden ser Suecia, Sajonia, Prusia, Hungría o Francia. 

En 1786, la Bergerie Nationale de Rambouillet fue fundada por Luis XVI, año donde llegaron los rebaños de ovejas españolas. Esta es una mezcla de diferentes rebaños que durante el siglo XIX se convirtieron en una raza única: el Rambouillet merino. 

En el siglo XIX, gracias a la guerra de independencia y, luego por el liberalismo económico, Carlos IV incorporó en el tratado de paz firmado con la República Francesa una cláusula secreta, donde establecía que durante 5 años podía adquirir mil ovejas y cien carneros al año, lo que ocasionó una salida masiva de esta especie por lo que se perdió el monopolio que España había conseguido tener en la producción de la lana Merina. Con la llegada a Australia y otros países situados en el hemisferio sur, esta raza se adaptó al clima más favorable de esos lugares. Esta es la razón por la cual en los años siguientes estas zonas ocupan el principal foco de desarrollo de la raza.

En la actualidad

A finales de los años 50 del pasado siglo, la raza Merina ya en constante disminución, ha pasado de unos 25 millones de ejemplares a 3,5 millones de ellos, se ha seleccionado y explotado por su lana. No obstante, la caída del precio de la lana a finales de los años cincuenta y el aumento del precio de la carne del cordero, ha potenciado los planes de desarrollo que dieron lugar a un cambio en la orientación de producción hacia la carne, produciéndose así un manejo y explotación de esta raza de oveja.

En la nueva etapa, el objetivo principal era producir corderos, que tengan unos buenos índices de crecimiento para así proporcionar carne con gran calidad. Una gran mayoría de los ganaderos de ovejas de la raza Merina, encontraban una raza óptima para la producción de lana en gran cantidad y calidad por la selección realizada anteriormente pero no parecían querer cumplir con los nuevos objetivos y planes que el mercado y la administración habían fijado. 

La necesidad de adaptarse a esta nueva situación de una manera tan brusca, originó que los ganaderos impulsados por la administración, empezaran a cruzar sus ovejas merinas con otras razas de oveja, fundamentalmente con foráneas cuyos países de origen previamente se habían adelantado ya en la selección y habían buscado como principal capacidad la producción de carne en sus ovejas de raza Merina.

Debido a esto, este tipo de raza en las ovejas estuvieron a punto de desaparecer por la multitud de cruces, realizados por la escasez o nulos conocimientos en la genética de estos animales, y como también por la falta de planificación pública por parte de la administración o privada hecha por los ganaderos. Se generalizaron los cruces, al principio, con sementales de otras razas autóctonas y, luego con especies procedentes de la importación como, por ejemplo, Merino Precoz, Fleischschaf, Landschaf, Lle de France, Berrichón du Cher y Charmoise. Después, se empezó a dejar para futuros reproductores animales mestizos que se cruzaron entre ellos.

A partir de los años setenta, la Administración Pública y luego de la creación de la administración de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Merino se impulsó el objetivo de conservar, desarrollar y aumentar las ovejas Merinas.

Históricamente, esta raza ha sido exportada para la producción de lana fina, pero actualmente, el objetivo principal es la producción de carne. Aunque en otras zonas como en La Serena se explota para producir leche. Por esto, las explotaciones de ovejas Merinas permiten la diversificación de la economía al estar capacitada para producir tanto leche, carne como lana de gran calidad.